Apocalipsis canibal 2011

Según pasan los días empieza a invadirte cierta nostalgia. Acudiste a Madrid dispuesto a escuchar, a seguir aprendiendo de aquellos a quienes admirabas en la distancia,  y tu esperanza no se vio defraudada: escuchaste a grandes del guion como Fernando Castets, Carlos Molinero, David Muñoz, Paco Cabezas, interesantes y divertidos; conociste a otros que, además de todo eso, resultaron ser personas estupendas: Ana Sanz-Magallón, Toni Betrán, Josean Pérez (su mesa tal vez, pero su mente no cojea), Natxo López (gran tío, lleno de energía y en absoluto hastiado); entablaste nuevas amistades, saludaste a viejos conocidos reencontrados y compartiste con los compañeros de FAGA (los rostros se agolpan en tu memoria, pero son tantos…).

Durante tres días te sentiste, pues, parte de la tribu, cabalgaste con ellos hombro con hombro a través del apocalipsis, devoraste audiencias empanadas con metáforas en un largo festín caníbal. Sólo por esta emocional catarsis colectiva el 2º Encuentro de Guionistas cumplió con creces su objetivo.

Tu alma se nutrió y alimentó tu mente a bocados de debate y reflexión. Descubriste con alivio que aún no somos del todo americanos, que no vestimos unos corsés tan ajustados: algunos guionistas siguen prefiriendo apoyarse en una sólida estructura mientras otros confían más en su inspiración; algunos disfrutan del trabajo en equipo mientras otros prefieren la soledad.

Se habló de cine, de ficción televisiva, y tuviste un deja-vu. ¿Acaso no habías escuchado antes las mismas falacias, las mismas promesas hipócritas de programadores y productores (“estamos abiertos a ideas frescas y creativas”, “en nuestra cadena recibimos a guionistas con proyectos), el mismo desconcierto y temor a la hora de programar, la misma falta de rumbo que convierte nuestro éxito profesional en una mezcla de arcano y folla del copón?

Los guionistas de entretenimiento reclamaron su lugar entre los autores. Eso te recordó cuando tú eras uno de ellos y su reivindicación te pareció justa. Otros te contaron que existen nuevos horizontes laborales en internet si eres emprendedor y te autoproduces, mientras tu voz interior respondía: “sí, pero eres guionista, lo único que quieres es escribir y cobrar por ello”.

Todo fue armonía y buen humor, entendimiento y empatía, excepto en dos ocasiones, ambas por el mismo motivo. En la primera de ellas, y ante una intervención tuya en la que expresabas ciertas críticas a la entidad de gestión DAMA, ¿lo recuerdas?, alguien te respondió en el más puro estilo “manzanas traigo” con una desnortada historia que arrojaba sombras sobre el buen avenimiento entre las asociaciones convocantes. Te entraron ganas de responder de igual modo, dando voces y acusando, no solo a ella sino también al grosero y maleducado del día siguiente, pero luego pensaste que esta gente ha sufrido muchas afrentas por su pertenencia a DAMA y trataste de entender su beligerancia. Te costó entender, empero, la ausencia de disculpas posteriores.

Abrazos, despedidas, felicitaciones a la impecable organización, un pie quiere alejarse mientras el otro se empeña en permanecer. Se acabó el banquete caníbal, dio tregua el apocalipsis y se dispersó la tribu de regreso a sus territorios de caza. Tú regresaste una pizca más sabio, un gramo más feliz, con la mente rebosante y el alma alimentada.

Pero pasan los días y empieza a invadirte cierta nostalgia. Repasas los hilarantes tuits de Sergio Barrejón, cada día más afilados, comentas las fotos de Natxo López, combates con esfuerzo el síndrome de abstinencia hasta caer en la cuenta de que esto era sólo el postre. Así que te dispones a atacar el plato principal y, abriendo una nueva ventana,  escribes:

SEC 1: INT. SALÓN DE ACTOS. DÍA

Entra un guionista.

 

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