Unos tipos de Vitoria

He tenido el privilegio de seguir de cerca la creación pausada, lenta, incluso tediosa a veces por la expectativa de verlo terminado, de un cortometraje de animación.

Un cortometraje que bien podría haber sido rodado en Estados Unidos por PIXAR, porque nada tiene que envidiar a lo que hacen en la productora de John Lasseter. Pero no es el caso. El cortometraje está parido y bien parido en la ciudad de Vitoria.

Sus amos y señores, Enrique García y Rubén Salazar, se tomaron su tiempo. Nada más terminar su trabajo en “El Lince Perdido”, reunieron en sus estudios de “Silverspace” a su equipo técnico habitual y, pasito a pasito, fueron creando los detalles, las luces, las sombras, los fondos, los personajes de esa maravilla visual titulada “Daisy Cutter” (La Cortadora de Margaritas)

Porque eso es lo que hay en su película; horas y horas de trabajo minucioso, cambios imperceptibles, y una enorme ilusión por sacar adelante una idea difícil de ver en un cortometraje animado.

No hay diálogos en la historia, pero no hacen falta ni se echan de menos. Son las imágenes las que hablan por sí mismas, las que nos cuentan la vida de esa niña con coletas siempre saltarinas. Y lo hacen con una fuerza arrebatadora, con meticulosidad casi obsesiva por el mínimo detalle. Son imágenes que inundan la pantalla con una paleta de colores muy cuidados, con expresiones en los personajes casi reales, y que, acompañadas por la partitura del compositor Aritz Villodas, cobran vida propia.

Quizás a estas alturas ya no importe que Los Goya del pasado año obviaran a “Daisy Cutter”, o que los premios otorgados en otros muchos festivales se amontonen semana tras semana en las oficinas de Silverspace, porque “Daisy Cutter” sigue su propio camino, y todo parece indicar que ese camino es, casi seguro, una nominación al Oscar.

Y no lo digo por decir.

http://www.daisycutter.es

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